13.10.10

El instante fecundo



HopPo!!
12 de octubre de 2010 . Ciudad Konex

Hoy empecé a leer Éramos unos niños, el libro de Patti Smith sobre su relación con Robert Mapplethorpe. Llegué a las sesenta páginas, donde ella cuenta cómo se complementaban sus pañuelos hippies y su ropa gitana con el estilo estrafalario de él. También el encanto que sentían los dos por la poesía y el arte, por las imágenes religiosas y los mandalas. Más que eso no llegué aún a leer, pero debe venir la parte en que ella, en Nueva York, se convierte en la madrina del punk.
En esta otra parte del mundo, el chaparrito escurridizo que es Rubén Albarrán diría hoy, casi a las nueve de la noche, para empezar un concierto: "Que no se piense que el punk apareció en otro lado, apareció acá en el sur". Lo aseguró entre risas en su faceta de vocalista de Hoppo!, el proyecto musical que lo mantiene ocupado durante el año sabático que se tomó Café Tacvba, y las dos horas siguientes fueron la ceremonia necesaria para que su afirmación egresara. No sé si se confirmaron esas palabras sobre el género musical que copó parte de los setenta, pero adquirieron sentido porque, como opinó él mismo más tarde frente al micrófono, "hoy en día echar desmadre es la mejor forma de hacer un acto revolucionario". Y vamos, todos los que estábamos ahí nos sentimos entonces punks, pequeños revolucionarios, borrachines de fiesta y hermanos, como podríamos habernos sentido una madrugada en el CBGB.

Canciones de Víctor Jara, Violeta Parra y Mercedes Sosa ("poderosos espíritus invocados"); cuecas y sambas, sonaron tan sutiles y clásicas como renovadas. Ya se hicieron cientos de versiones de temas como Te recuerdo Amanda, Alfonsina y el mar, Samba de Valderrama o Canción con todos; pero así y todo "que se chinguen, van a tener que oír una versión más", desafió el mexicano, que confesó casi al final del show estar nervioso. Es que seguramente no es fácil, tras veinte años de carrera exitosa con una de las bandas más importantes de la llamada escena de rock latino, salir de gira a tocar covers, y tan poco originales. Pero las nuevas generaciones ya no conocen ciertos temas, y otros las conocen pero se avergüenzan de ellos. En el extraño y maravilloso mundo del snobismo, queda bien decir que se escucha a Violeta Parra, pero es un horror hippie ponerse a gritar en público algo como "todas las voces todas, todas las manos todas...". Los elegidos de Hoppo (palabra sioux que significa Vamos) trascienden eso y le dan la vuelta; los temas que interpretan se presentan con tal fusión de ritmos y sinceridad que no queda más que unirse a ellos, como cuando los Beatles cantan All you need is love...
En Hoppo! acompañan a Albarrán cinco músicos más, entre ellos el gran violinista Alejandro Flores, y la banda es miti-miti: chilena y mexicana. En el Konex, como en una reunión entre amigos, de entrada lograron un clima cálido y emotivo y Rubén arengó al público: "Salud, muchachos, ¿no toman? ¿no fuman? Rolen, rolen!". Flores del color de la mentira y el clásico de Juan Luis Guerra Ojalá que llueva café fueron las únicas de Tacvba que representarían, y Réplica del corazón lo nuevo. Algunas canciones aptas para el baile, otras para la meditación y todas para el corazón y la tierra.

La bomba de tiempo fue el grupo invitado, no como telonero, sino para subir a darle a los parches acompañando al sexteto. El punto más fuerte se dio llegando al final, cuando Hoppo! se sumergió en un mantra de unos veinte minutos que terminó en una explosión de tambores y abrazos entre los músicos. Los instrumentos básicos de una banda de rock junto a otros tradicionales y hasta citar y flauta convivieron dando un nuevo color a gemas que, de todas formas, no dejaron de ser folclóricas. 
 Como aseguró Rubén antes de convidar "tabaquitos" al público: Hoppo es "una banda que no tiene metas, pero sí tiene mota" (como le llaman en México a la marihuana). Pasaron los cantos guaraníes, los sonidos hindúes y la percusión, pasaron los bailes rituales, las ropas coloridas con flores bordadas y, en el Día de la raza, letras como la de Dale tu mano al indio, pero sin la pretensión de querer dar cátedra.

Entre el humo y la cerveza, los integrantes de Hoppo! cantaron que cinco minutos pueden ser eternos y demostraron que dos horas también; lo genuino sobrevive, como las palabras de Patti Smith que ahora voy a seguir leyendo en la cama. En este inicio de semana trunca estos tipos me inspiraron y me sacudieron el espíritu hasta que al ego lo pisó el baile. Vamos a tratar de mantener este estado, por el bien de la humanidad.

2 comentarios:

pato smithson dijo...

acabo de escribir un post ingeniosisimo y puso error
iros a la mierda

Cecilia Martínez Ruppel. dijo...

dale loco, decílo!